Emoción a flor de piel en el homenaje, este mediodía, en Fabero, a “los ocho del Grupo Río” de COFASA que murieron hace cuarenta años por una explosión de grisú, uno de los episodios más dolorosos de la que fue testigo la antigua cuenca minera.
Más de un centenar de personas se dio cita para conmemorar esa efemérides. Eran familiares, antiguos compañeros de tajo y vecinos que no han podido olvidar un día que quedó grabado en sus mentes y sus corazones. Ahora, cuarenta años después, disponen de un espacio para el recuerdo que se ha bautizado como “Memorial Minero”. Y, por ello, había agradecimiento general entre los antiguos mineros y, especialmente, entre aquellos trabajadores que vivieron en primera persona la tragedia. Es el caso de Andrés Calvo, que salvó la vida por milímetros. Con un nudo en la garganta recordaba aquel fatídico día.
Junto a él, otro de los supervivientes de la tragedia, Genaro Álvarez, el compañero al que salvó. La explosión le tiró al suelo y Andrés le ayudó a salir de la mina. Genaro sufrió quemadura en el 25 por ciento de su cuerpo.
Otros compañeros, como Jorge González, no ha dejado de olvidar a los ocho fallecidos del grupo Río de Cofasa. Y añadía que tuvo que volver a entrar en la mina del accidente, apenas un mes después del siniestro. No quedaba más remedio.
Hoy, cuarenta años después, los supervivientes y los mineros de “Combustibles” coinciden en que el accidente se podría haber evitado, con medidas de seguridad, como los medidores de grisú que usaban otras empresas más potentes. Y es que al gas se sumaron desdichas como el fin de semana o varias averías en el sistema de ventilación. Y todo ello propició la explosión que se generó por una chispa, cuyo origen nunca se pudo determinar.
También, el ex sindicalista, hoy primer teniente de alcalde de Fabero, Pedro Monasterio, recordaba ese 19 de noviembre de 1984. Trabajaba en Combustibles de Fabero y formaba parte del comité de seguridad. Dice que ese día lo tiene “grabado a fuego”.
El homenaje concluyó depositando una corona de laurel ante el monumento. Además, los presentes entonaron el himno de los mineros, el Santa Bárbara Bendita. También se encendió una vela y algunos presentes dejaron unas rosas rojas.