Existe una generación de blanquiazules que ha vivido entre la Segunda División y en intento de conquistar la categoría de plata, No en vano, los últimos veinte años de historia han estado marcados, bien por la estancia en dicha división, bien por la disputa de la fase de ascenso. En El Toralín todo el mundo sabe que lo que se viene es la quintaesencia de la emoción futbolera, una emoción que, por lo que respecta al nuevo estadio de Ponferrada, comenzó en 2005 e incluye, con la de este año, nueve de esos llamados play off.

Pero no son los únicos momentos en los que la Deportiva ha estado cerca de la Segunda División. Para recordar los otros cinco hay que remontarse a las décadas de los 50 y 60 del siglo pasado cuando Pin Cuesta era el que levantaba las pasiones o los “Cañoneros del Sil” promediaban más de tres goles por partido.
En la que comienza este sábado en Antequera, en esta decimocuarta promoción, la Ponferradina busca el que sería su quinto ascenso.
Y se recordará, primero, por el calor caníbal y poco propio de finales de mayo con el que la ciudad del Torcal recibió a los bercianos. Este será uno de los detalles a tener en cuenta que, en cualquier caso, afectará por igual a dos equipos que llegan en dinámicas opuestas.
El Antequera de Javi Medina lo hace casi como premio de consolación a una buena campaña en la que se mantuvo al frente de la tabla de grupo 2º hasta el ecuador del campeonato liguero. Ya por entonces su referente ofensivo, el brasileño Marcelo Ribeiro, había sufrido una grave lesión de rodilla. En ese instante, jornada 21, con su victoria por 1-0 ante el Alcoyano, el cuadro verdiblanco era líder destacado con cuatro puntos de ventaja sobre el Real Murcia y con una contundencia traducida en una única derrota en el Rico Pérez con el Hércules. A partir de ahí, 17 partidos y solo cuatro victorias.

En 90 minutos, incluso en 180, cualquier cosa puede pasar pero la Ponferradina parece acudir al momento clave de la temporada en situación ascendente. La segunda vuelta de los de Javi Rey, mejorable, se puede considerar buena si tenemos en cuenta el elevado número de victorias conseguidas, un total de once, con mucha aportación ofensiva, con individualidades como la de Álvaro Bustos y con alguna sombra también en forma de fiabilidad defensiva. En esta segunda mitad del campeonato los blanquiazules solo han logrado mantener su portería a cero en siete ocasiones.
Y esa podría ser una de las claves del partido porque, habiendo sido segunda, la Deportiva tendrá el beneficio del empate sin tener que recurrir a la tanda de penaltis. O de otra forma, si no encajan un solo gol en los próximos cuatro partidos, serán de Segunda División.
De todas formas, los duelos entre equipos de distintos grupos conllevan siempre un alto grado de imprevisibilidad aunque se dé por hecho que el Antequera partirá con defensa de cinco y que la Ponferradina volverá a tirar del 4-2-3-1 con dudas tan solo en el lateral izquierdo, en el centro del campo y tal vez en la posición más avanzada. El resto de plazas están claras para Andrés Prieto, Carrique, Germán Nóvoa, Sibille, Markel Lozano, Bustos, Yeray y Borja Valle.
En franca inferioridad numérica, 150 aficionados animarán desde la grada de El Maulí. El resto rezarán para que la eliminatoria se resuelva siete días después en un Toralín de reventón que ha visto como el partido de vuelta se retrasaba dos horas para evitar los calores de este verano adelantado.
Pita un extremeño de Badajoz de 34 años, Manuel García Gómez, este sábado a las 20:30, Antequera-Ponferradina, primer paso hacia la Segunda División de éstos que no son sino los nietos futbolísticos de los “Cañoneros del Sil”.