La campaña de matanzas domiciliarias de cerdo ya está en marcha. Durante este largo puente festivo, en muchos pueblos del Bierzo se ha revivido esta tradición que, en los últimos años, ha ido perdiendo importancia. De hecho, el año pasado sólo se sacrificaron 206 cerdos en la comarca. Fueron 1.211 en toda la provincia.
Supone una reducción de más del 56 por ciento en el último lustro. Es una realidad que constata la Jefa del Servicio Territorial de Sanidad de la Junta de Castilla y León, Concepción Domínguez. Y, a la hora de buscar motivos, el principal es «el envejecimiento del medio rural».
También porque, aunque permite llenar nuestras despensas de carne, las matanzas domiciliarias ya no son rentables.
Cada año se reduce el número de matanzas de cerdo domiciliarias pero, sin embargo, se incrementa el número de jabalíes abatidos por los cazadores. En 2023, fueron 783 y, para evitar cualquier problema sanitario, la Junta de Castilla y León ha autorizado a 29 veterinarios. La Jefa del Servicio Territorial de Sanidad insiste en «la necesidad de cumplir todos los controles sanitarios, para evitar posibles brotes de triquinosis».
Al tiempo, Concepción Domínguez, recuerda que se deben tener en cuenta otras normas a la hora de afrontar una matanza domiciliaria. Además, advierte que los productos elaborados en las matanzas domiciliarias no pueden ser vendidos.
Finalmente, la Jefa del Servicio Territorial de Sanidad recuerda que la muestra de carne que se entrega para analizar debe ser de, al menos, 150 gramos, limpia de grasa y, preferiblemente, de la zona intercostal o bajo el diafragma.