El Bierzo defiende la necesidad de garantizar mayor protección para el castaño, el árbol más representativo de la comarca, que se debe potenciar como recurso económico, turístico y cultural, pero que corre riesgo de desaparecer por amenazas de madereros, enfermedades, insectos, hongos y hasta el cambio climático.
Con ese desafío se ha presentado, hoy, la décima quinta edición de BioCastanea, el gran encuentro mundial en torno a las castañas que se celebra la semana que viene, con actividades entre Ponferrada, Carracedelo y Corullón.
En esa presentación, el alcalde de Corullón, Luis Alberto Arias, pedía «un poco más de cordura para evitar que se puedan vender castaños milenarios a madereros para que terminen en el salpicadero de un coche». Y le secundaba el alcalde de Carracedelo, Raúl Valcarce, que defendió que el castaño es el «árbol más representativo del Bierzo» y que estas jornadas de Biocastanea sirven para «rendir culto y pleitesía a un cultivo milenario». Finalmente, el concejal de Medio Ambiente de Ponferrada, Carlos Fernández, también reivindicaba al castaño como «patrimonio natural, cultural y económico» de la comarca.
BioCastanea traerá, la próxima semana, a una treintena de ponentes a sus jornadas técnicas, con especialistas de España, Portugal e Italia; y con Chile como país invitado. Los científicos van a reflexionar sobre la lucha contra las enfermedades y las plagas y presentarán nuevas técnicas de producción.
Todas las novedades en maquinaria se mostrarán en Corullón. Y en Carracedelo, Feria de la Castañicultura, con la presencia de cuarenta expositores.
Por otra parte, el director técnico de la Marca de Garantía de la Castaña del Bierzo confesaba su satisfacción porque el sector está recuperando “ilusión” y “optimismo”. Pablo Linares espera que los buenos datos de producción de este año permitan animar al medio rural para mantener esas plantaciones. Al tiempo, apostaba por una mayor «profesionalización» del sector.
En el Bierzo hay más de 18.000 hectáreas de castaños. Una campaña media permite apañar unos ocho millones de kilos.
