Se cumple este fin de semana el primer tercio de la competición en Primera RFEF, es evidente que la Ponferradina está lejos de cumplir objetivos, es público que la situación de Javi Rey no es ni mucho menos tranquila… pero, independientemente de lo que ocurra el domingo en Barakaldo, el técnico orensano debería sentarse en el banquillo para recibir en El Toralín al Amorebieta.
Este partido de la siguiente jornada podría convertirse en una especie de plebiscito porque, lógico también, lo que ocurre en El Toralín influye mucho más a la hora de tomar decisiones.
Si la anterior no fue una semana fácil para el entrenador, ésta ha sido mucho más tranquila de lo que podía esperarse… El espaldarazo de los jugadores seguro que ha tenido mucho que ver y, aunque hayan tenido la tentación, el Consejo de Administración ha preferido no llevar la contraria a la plantilla, no sea que se repita lo del año pasado cuando, en contra del sentir de los futbolistas Iñigo Vélez fue cesado en una decisión que, a la postre lo pudimos comprobar, no aportó apenas beneficios al equipo.
Si hay algo que, desde los despachos, se puede haber reprochado a Javi Rey es la presión autoimpuesta por el propio entrenador que ahora aparece con un talante mucho menos tenso, seguro de que dentro de un mes veremos la situación de otra manera. Mira a medio plazo, lo hace tranquilo, seguro que no tanto por la confianza que le hayan transmitido por el club como por la defensa que de su trabajo vienen realizando los jugadores.
Germán Nóvoa entra en la convocatoria, en circunstancias normales no tendrá minutos, se lo pierden una semana más Brais y Andújar, vuelve a estar disponible Andoni tras cumplir los partidos de sanción y no podrá sentarse en el banquillo Luis Vilachá con lo cual será Omar Otero el que salga para dirigir desde la banda las acciones a balón parado.
Lo más probable es que permanezca la línea de tres centrales estrenada el pasado fin de semana. La defiende Javi Rey porque considera que los goles del Real Unión fueron aislados. Sí ha señalado las dificultades que presenta el equipo tras los descansos y a balón parado.
Tan cierto como la sensación de psicosis que irradian los blanquiazules cuando la pelota está en el área propia. Y no es un fin de semana para permitirse muchos miedos porque enfrente estará uno de los jugadores más destacados de la categoría, el delantero marroquí cedido por el Deportivo Alavés Maroan Sannadi, un armario de casi dos metros que lo remata todo. Es el estilete de un equipo que destaca por la línea continuista de temporadas anteriores y que, de ganar, podría hacerse con la segunda plaza.
Con la dirección del madrileño Jerónimo Montes, eeste domingo a las cinco y media, Barakaldo-Ponferradina.
La Deportiva regresa a Lasesarre quince años después, a un escenario donde los blanquiazules solo han perdido uno de sus seis últimos compromisos.