La localidad de Quintana de Fuseros, en el municipio de Igüeña, revivió la procesión más singular del Bierzo, la de los amortajados. Aunque en un primer momento pueda parecer algo “tétrico”, lo cierto es que los participantes celebran la vida y agradecen al Cristo de la Cabaña por seguir en el mundo de los vivos.
Es el propósito de esta tradición, cuyo origen se remonta a hace siglos. Aunque se desconoce la fecha exacta en la que se comenzó a celebrar, ya hay referencias a ella en el siglo XVIII, en el Catastro del Marqués de la Ensenada, donde se habla de la Cofradía de las Ánimas de Quintana de Fuseros.
La procesión se perdió durante el siglo XIX pero se recuperó a principios del XX y, desde entonces, se repite cada tres de mayo. Los amortajados se visten con sudarios, los que lucirían en su entierro, en caso de haber fallecido. El objetivo es agradecer al Cristo de la Cabaña por seguir con vida, tras haber superado alguna enfermedad o accidente grave.
La cita está declarada, desde 2017, Manifestación Popular de Interés Turístico Provincial. Apenas quedan celebraciones similares en Zamora o Galicia. La pedánea de Quintana de Fuseros, Rosalía Fernández, lleva cuatro años participando en la cita.
La comitiva viste mortajas de color claro y sale, en procesión, desde la iglesia parroquial hasta la ermita del Cristo de la Cabaña, en silencio, con velas y en compañía de la Virgen del Rosario, que quedará en la ermita hasta el 15 de mayo. Tras la misa, los amortajados vuelven a la iglesia, en esta ocasión con el Cristo, que pasará esos días allí.
Las imágenes regresarán a sus respectivos lugares de culto el día 15 de mayo, cuando saldrá la procesión de San Isidro y se bendecirán los campos y las cosechas.
