Un original proyecto, compartido entre especialistas en medio ambiente y aficionados a la escalada, ha logrado la recuperación de dos especies de flores que solo crecen en el Bierzo. Son únicas en el mundo, están en peligro de desaparición y, ahora, han encontrado posibilidades para su conservación.
La planta en cuestión se llama “Petrocoptis”, nombre en latín que alude a su característica vital más singular, puesto que es capaz de crecer en paredes rocosas. Hay dos variedades, “grandiflora” y “pirenaica-viscosa”. En el año 2020, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas alertó sobre un descenso en la población de esta planta en una pared de roca en el municipio de Sobrado, y plantearon que una causa podría ser la apertura de una escuela de escalada en la zona. Meses después se localizaba otro caso similar en la zona de La Chana, en Borrenes, y dentro del espacio de Las Médulas.
A partir de ahí, expertos, agentes ambientales de la Junta y aficionados escaladores trabajaron juntos. Por un lado, se reservaron ciertos espacios para poder practicar la escalada y, a la vez, se protegían otros lugares en los que la petrocoptis pudo seguir creciendo. Así nació este proyecto, que se bautizó como “Escalar para conservar”, y que presentó el director del Monumento Natural de Las Médulas, Roberto Núñez quien confirmaba que, después de un año de trabajo, el resultado es positivo.
Impresión que corroboraban desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Uno de sus técnicos, Pablo Tejero, confiesa que, al principio, no eran optimistas. Y el resultado final es positivamente sorprendente. En este tiempo, un centenar de plantas han enraizado, florecido y producido semillas.
El científico también resalta la importancia de este trabajo para mantener una planta única, que solo crece en el Bierzo. La petrocoptis es una especie herbácea perenne, que apenas llega a los treinta centímetros de tamaño y con pétalos minúsculos, de color rosa-púrpura, de apenas veinte milímetros. Aunque por su pequeño tamaño pueda parecer que es insignificante, Pablo Tejero se preocupa de hacer ver todo lo contrario.
Ahora, después del éxito obtenido, los especialistas abogan por dar continuidad a este proyecto “Escalar para conservar”. Incluso, se estudiarán opciones de trasladarlo a otros lugares donde pueda ser necesario y pueda ayudar a determinados trabajos.
Esta iniciativa encontró financiación en los fondos de la Unión Europea y ha contado con la colaboración del Instituto Pirenaico de Ecología y del Jardín Botánico de Olárizu, en Vitoria.