Recién llegado del Campeonato del Mundo de Hong Kong, el ponferradino Pablo García (en la fotografía, el tercero por la derecha), ha sido propuesto como uno de los mejores árbitros del mundo de taekwondo.
Después toda una vida dedicada a la práctica del arte marcial coreano y, según él mismo, porque los golpes duelen cada vez más, decidió cambiar el tatami por la mesa de los jueces y la verdad es que no le ha ido nada mal.
Ocho mundiales, más de una veintena de campeonatos de Europa, muchos más de España y regionales, medallas de oro, plata y bronce al mérito deportivo, cinco premios nacionales de arbitraje entre los años 2017 y 2022, director de arbitraje de Castilla y León y de la Federación Española, vicepresidente de los árbitros de Europa… y para Pablo García sigue siendo un hobby que trata de compaginar con su trabajo en el sector sanitario.
Solo le faltan unos Juegos Olímpicos, reconoce que es la espina que tiene clavada, pero no renuncia a ellos para poner el colofón a una carrera que próximamente podría verse adornada con la consideración de mejor árbitro del mundo, en competencia con un finlandés, un mexicano, una china, una británica y un uruguayo.
El taekwondo es un arte marcial de origen coreano, disciplina olímpica de pleno derecho -en la modalidad de combate- desde los juegos del año 2000 en Sídney, aunque en anteriormente en Seúl y Barcelona fue deporte de exhibición.
A España no se le ha dado del todo mal, a lo largo de la historia son siete medallas aunque los dominadores del pódium son los coreanos y los chinos.
Existe además la modalidad técnica llamada poomsae contra un enemigo imaginario, incluso una variación mucho más “casual” que se práctica sobre la arena de la playa.
De todo esto, el berciano Pablo García es un referente mundial.