
El barrio ponferradino de Flores del Sil rezó al Cristo del Camino y Nuestra Señora de la Esperanza del Camino en la procesión del Martes Santo. La lluvia ofreció el respiro suficiente para que se pudiera desarrollar la estación de penitencia en el distrito más populoso de la capital del Bierzo.
Es un desfile que conjuga la Pasión de Jesús y la tradición jacobea. De hecho, el presidente de la Cofradía de Santiago Apóstol de Flores, Luis Ángel García Osorio, quien se estrenaba este año en el cargo, destacó que la aportación de los valores ligados al Camino de Santiago otorga un toque singular y especial a la procesión: «un toque muy de Flores del Sil», afirmó.
Esta procesión se instituyó en el año 1994 y saca a la calle al Crucificado, una imagen del siglo XVII, de las más antiguas de cuantas se conservan en Ponferrada, que fue donada por el Obispado de Astorga a la parroquia de Flores. En 2002, se incorporó la imagen de la Esperanza del Camino, de hechura sevillana. En su recorrido de la procesión, la escultura del Cristo ofreció un caminar muy vistoso, llevado por 44 mujeres, en sus andas de madera de castaño, que pesan 240 kilos. Y mientras, otros cuarenta hombres llevaron la talla de la Virgen.

Como cada año, el momento más emotivo llegó al final, delante de la iglesia de Santiago Apóstol, cuando las dos imágenes se pusieron frente a frente. Ese encuentro terminó con el saludo de hermandad entre las mujeres y los hombres que porteaban ambos pasos.
Este año, la procesión acortó su recorrido ante la amenaza de lluvia que, al final, respetó el desfile.