Profundo dolor y rabia, este mediodía, en Laciana, en el último adiós a los cuatro mineros fallecidos en la mina de Cerredo. Miles de personas, con la emoción a flor de piel, y sin poder evitar las lágrimas, acudieron a los funerales para tributar la última despedida a Rubén, Amadeo, Iván y Jorge.

El pabellón municipal de Villablino se quedó pequeño para acoger una despedida dolorosa e incomprensible para una comarca que nunca pensó revivir una desgracia como ésta. Cientos de personas han tenido que quedarse fuera y seguir el sepelio por la megafonía instalada en el exterior.
En la despedida, la coral Santa Bárbara de Villablino, entonaba el himno de los mineros, el “Santa Bárbara Bendita” que también replicaban, desde fuera, los cientos de compañeros y amigos que se agolpaban a las puertas del polideportivo.

La hija de uno de los fallecidos, rota por el dolor, ponía el epílogo al acto religioso agradeciendo el apoyo y calor recibidos. Con enorme entereza, aunque con la voz rota, destacó la fortaleza de Rubén, Amadeo, Iván, Jorge y también de David, el minero natural de Torre del Bierzo que también falleció en este trágico accidente.
Aseguró que se han ido «haciendo ruido, tanto ruido como la pólvora cuando estalla. El estruendo ha sido tan grande y es que la pólvora no desaparece. Deja huella, deja marca y se graba en la memoria. Vosotros sois exactamente eso», dijo.
Y, en un mensaje más directo a su padre reconocía que «no me has enseñado a vivir sin ti».
Tras finalizar el sepelio, los féretros con los cuerpos de Amadeo, Iván, Rubén y Jorge fueron llevados a hombros por compañeros y familiares, entre los aplausos de los presentes, hasta el instituto local donde esperaban los coches fúnebres.