Vino y pizarra, son los dos sectores económicos del Bierzo más preocupados por los aranceles anunciados por el presidente de Estados Unidos a los productos europeos, por un importe del veinte por ciento. Bodegas y pizarreras ya asumen que sufrirán consecuencias directas o indirectas, desde un mercado en el que facturan, en conjunto, más de un millón y medio de euros anuales.

En el ámbito vinícola, la Denominación de Origen del Bierzo se reconoce afectada por la imposición de aranceles al vino en Europa. Su presidente, Adelino Pérez, vaticina que las bodegas subirán el precio de sus vinos allí, y que ya solo los comprarán los estadounidenses con mayor poder adquisitivo. Al final, asume que bajarán las exportaciones de vino berciano.
En la actualidad, las bodegas del Bierzo venden más de doscientas mil botellas anuales en los Estados Unidos. La cifra está entre el cinco y el siete por ciento de las exportaciones de la Denominación de Origen, que calcula una facturación media por encima de seiscientos mil euros al año, con la que Estados Unidos se sitúa en el segundo o el tercer puesto, según el ejercicio, en los mercados exteriores de nuestro vino. Está lejos de Alemania, en cabeza, y con números parejos a los de Suecia, Reino Unido o Canadá.
Y además, el mundo del vino mira el otro efecto de estos aranceles estadounidenses: habrá que buscarse otros mercados.

Mientras, el sector de la pizarra exhibe doble temor a los aranceles de Trump. Más allá de la nueva tasa que tendrán que pagar las empresas por vender en los Estados Unidos, aparece el miedo a que otros países afectados por esos gravámenes, que también producen pizarras, traten de buscar un nuevo hueco en los mercados donde ahora se vende la nuestra. Por eso, la patronal de Castillay León APICAL se mantiene a la expectativa de lo que pueda pasar, indica su presidente, Eliseo López.
Según los datos del año pasado, el Bierzo y Cabrera exportaron alrededor de 1.400 toneladas de pizarra a los Estados Unidos, con una facturación de 843.000 euros.